lunes, 6 de noviembre de 2017

CONDENA SIN DERECHO DE APELACIÓN

Hace un par de días, una nueva denuncia de agresión a una mujer remeció las redes sociales. A través de su cuenta de Facebook, Ximena Calleja denunció públicamente que un muchacho de nombre Gianmarco Paz Díaz habría agredido físicamente a novia o ex novia, Brenda Moreno Saldarriaga.

La publicación recogida en algunos medios de comunicación social, me remito concretamente al diario “El Trome” que da cuenta de la denuncia a través de expresiones literarias como: “agredido físicamente a su pareja el punto de dejarla sangrando”, “fue golpeada y pateada”, “el hombre la habría tumbado al piso y le habría propinado una serie de patadas que la dejaron sangrando”, “Brenda logró escapar y refugiarse en la casa de su amiga”.

Así, todo este guion de un horror film de Hollywood, está escrito bien bonito, en condicional, para evitar algún supuesto de difamación seguramente. Finalmente, como no podía ser de otra forma, el artículo concluye que el agresor, actualmente se encuentra no habido y las autoridades lo han buscado sin éxito.


Este caso llama mi atención por dos razones: la primera porque reafirma que vivimos en un país donde la mayoría de las personas son altamente ignorantes y manipuladoras; lo segundo, que el rótulo de “violencia de género” es suficiente para despedazar a cualquiera a través de las redes sociales, prescindiendo totalmente de su versión de descargo.

La publicación en la red social, potenciada al máximo por el diario, nos deja la sensación que el muchacho es prácticamente un Hannibal Lecter peruano y seguramente, en cuestión de horas, alguna congresista fujimorista pedirá se le aplique la pena de muerte.

Sin embargo, que pasaría (todo bien bonito en condicional) si: (i) La víctima sufriría de alteraciones mentales y habría estado en tratamiento; (ii) sería una persona emocionalmente inestable, (iii) ella fue quien habría buscado al muchacho porque él habría terminado con ella; (iv) ella habría sido quien inicialmente lo agredió físicamente; (v) ella habría roto un jarrón y lo habría amenazado con cortarle el cuello con el vidrio roto; (vi) el muchacho únicamente se habría defendido frente a la agresión injustificada; (vii) solo habría habido un golpe en la cara, pero a la chica se le habría cortado el labio porque usa correctores dentales; (viii) no habrían habido patadas en el suelo. ¿Qué pasaría?

La sola denuncia en una red social, acompañada de una foto descontextualizada y el rebote en un medio de comunicación social irresponsable, no solo destruyen socialmente al muchacho y lo hacen blanco de un gran número de reacciones y comentarios violentos, sino que tienen una incidencia directa en su libertad. En efecto, por la sola denuncia, sin posibilidad de explicar nada, el muchacho pasaría, al menos, 48 horas detenido en la comisaría, tiempo en que tendría que probar que es inocente. Esto es aún más espeluznante que la historia de la agresión. Es decir, el chico sin prueba alguna más allá de la sindicación y una foto, va a pasar dos días de su vida tirado como una porquería en un calabozo hediondo, sin pasadores en los zapatos, sin bañarse y soportando el repudio de todos los policías.

¿Esa es la justicia que queremos en este país? ¿Estas estupideces de la violencia rotulada, son más grandes que la razón y los derechos mínimos que deben respetarse en un Estado Social y Democrático de Derecho? ¿Primero te meto preso y después te pregunto qué pasó?

Creo que haces bien en estar no habido, espera que pasen más de 48 horas y da la cara para que expliques, porque nadie te va a devolver los dos días de tu vida que vas a perder estando detenido, ni la policía, ni la víctima, ni el Trome, ni Facebook.

No hay comentarios:

Publicar un comentario